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sábado, 20 de septiembre de 2014

Buenaventura Durruti ha muerto (Milicia Popular, Diario del 5º Regimiento)

Ha caído cómo los buenos, frente al enemigo, firme en su puesto, uno de los dirigentes del movimiento popular antifascista: Buenaventura Durruti. Hermano y jefe, camarada entrañable de todos, con dotes de inteligencia y de voluntad, que le habían destacado enormemente, y no en el sentido, de la fácil popularidad, sino en el de las graves responsabilidades de la organización y de la lucha activa, su nombre representa y condensa la historia del movimiento sindical y social de Cataluña durante los últimos años. 

Nuestro camarada Durruti procedía de la entraña del proletariado español, en cuya defensa ha dado gloriosamente la vida. Nació en la provincia de León, y apenas salido de la adolescencia comenzó a trabajar en el ramo de tornería mecánica. En el taller, en el Sindicato, los compañeros lo vieron siempre preocupado por los problemas de la lucha social y le dieron su confianza. En sus palabras, en su conducta, encontraban el signo de los hombres de temple: sencillez, tenacidad, lealtad, pasión por la causa de los trabajadores. Desde entonces puede asegurarse que Durruti tuvo en cada uno de los que le trataron un compañero de lucha que ponía en él su fe y su confianza. Su trabajo en la C. N, T. y en el grupo "Los Solidarios", al que pertenecía también Ascaso, hicieron pronto de Durruti un dirigente indispensable para trabajos de responsabilidad, y se trasladó a Cataluña. La historia de las persecuciones contra este gran camarada ocuparía más páginas de las que tiene nuestro periódico. Unas veces por miedo a Durruti, otras por ese mezquino espíritu de venganza de clase que anima a la burguesía reaccionaria, Durruti se vio siempre acusado, perseguido, infamado -bien que fueran infamias de las que no hacen mella en la conciencia del proletariado, que le conocía y le amaba-. 
Se le acusó de la muerte del cardenal Soldevilla e incluso, sin prueba alguna, se le condenó a muerte en rebeldía. 

Durruti, poco después, tuvo que marchar a América. Durante la ignominiosa etapa de la Dictadura de Primo de Rivera, Durruti trabajó incesantemente al lado de sus compañeros los anarquistas de la Argentina, de Chile, de Méjico. Del primero de dichos países tuyo que huir, seguido de acusaciones graves, dictadas por la misma saña vengativa que le había obligado a salir de España. Poco tiempo después se traslado a París, donde pasó una larga temporada estudiando los problemas que planteaba el crecimiento revolucionario de las masas populares en todas partes y especialmente en España. El Gobierno de Primo de Rivera pidió su extradición. También la pidieron los gobernantes de la República Argentina. Y con ese motivo Durruti trabó relación con una organización, que salió en su defensa, animada por el mismo espíritu del Frente Popular, que más tarde había de ser defendido por Durruti hasta dar la vida. Esa organización es la Liga de los Derechos del Hombre, solidarizada con las organizaciones obreras. 

Recogiendo el clamor de las organizaciones obreras españolas y argentinas, a las que se unieron también los trabajadores de París, la Liga, de los Derechos del Hombre logró que la extradición de Durruti fuera negada a los verdugos de Primo de Rivera. El combatiente anarquista fue salvado para las luchas que se avecinaban. Al proclamarse la República, Durruti vino a España y volvió a ocupar su puesto en primera línea. No hubo jornada heroica en Cataluña en la que él no ocupara un lugar de peligro. Todos recordamos aquella huelga de la construcción en la qué llegó a ser sitiado el Sindicato y atacado por la fuerza armada. Durruti resolvió personalmente, a fuerza de valor y de inteligencia, más de una de esas situaciones. En la crisis de crecimiento que padeció por entonces la C.N.T., Durruti señaló orientaciones cuya justeza se ha reconocido muchas veces. Nadie olvida sus insistentes requerimientos a la disciplina. "Organización y disciplina" fueron sus; lemas a partir, poco más o menos, dé las discusiones y las reflexiones de los camaradas anarquistas en el penal del Puerto, de Santa María, de donde también salió la nueva estructuración de los Comités de Defensa. 

Ese mismo espíritu de organización y disciplina le trajo al Frente Popular, ganando con ello, la lucha antifascista un valiosísimo auxiliar. Desde que comenzamos ha reprimir con las armas la leve traición de las castas feudales, Durruti y sus camaradas catalanes y aragoneses, han derrotado más de una vez a la horda reaccionaría. Ha sido un caudillo de la libertad y como tal ha cubierto de sangre y de vergüenza al enemigo y de gloria nuestras banderas. Sobre su visión general de la revolución queremos copiar estos renglones de una reciente carta suya dirigida desde el frente de Aragón a los trabajadores de la U.R.S.S.: "Hace veinte años que los trabajadores rusos izaron en Oriente la bandera roja, símbolo de la fraternidad entre el proletariado internacional, en el cual depositasteis vuestra confianza para qué os ayudase en la magna obra que habíais emprendido. Depósito del que supimos todos los trabajadores del mundo hacernos cargo respondiendo abnegadamente con las posibilidades que el proletariado posee." 

El Frente Popular, la lucha antifascista, la C.N.T., el movimiento proletario pierden un gran combatiente de primera fila. Pero no se alegren nuestros enemigos. Dé la lucha, de las organizaciones, de la masa popular, saldrán por cada jefe como Durruti que caiga, cien más dispuestos a emularle y a cubrir dignamente su puesto. 

Gloria al caído y firmes todos en su puesto. Hoy para seguir resistiendo. Mañana, si el mando lo dispone, para rebasar y arrollar al enemigo. Es lo mejor que haremos para honrar a camaradas como Durruti.

Milicia popular : Diario del 5º Regimiento de Milicias Populares Año I Número 107 - 1936 noviembre 22

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