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viernes, 8 de agosto de 2014

Alfonso Carlos de Borbón y Austria-Este (1849-1936)

Pretendiente al trono de España (rama carlista) con el nombre de Alfonso Carlos I. Hijo y hermano, respectivamente, de los titulados Juan III y Carlos VII (también de la rama carlista).

En su juventud había combatido en los ejércitos pontificios contra los patriotas italianos; participó también en la última de las guerras carlistas al mando de las fuerzas tradicionalistas de Cataluña, con las cuales ocupó la ciudad de Cuenca, donde empleó una violencia y una crueldad inusitadas. 

Casado con la hija del rey de Portugal, «accedió» al trono de España en 1931 -a la muerte, sin sucesión, de su sobrino Jaime-, cuando ya había cumplido los 82 años de edad, no obstante lo cual se erigió en nuevo caudillo de la ortodoxia legitimista, haciendo inviable cualquier reconciliación con la otra rama de los Borbones españoles. «El estandarte que fue alzado por mis gloriosos antepasados don Carlos V, don Carlos VI y don Carlos VII, y desplegó con el mismo fervor mi querido sobrino don Jaime, lo mantendré intacto como irremplazable paladín de los católicos y los monárquicos españoles...», dijo en un manifiesto publicado en Milán el 11 de octubre de 1931.

Instalado en el sur de Francia, cerca de la frontera española, estuvo en contacto permanente con sus fieles, coadyuvando a la preparación del alzamiento militar de julio de 1936, hasta el punto de que días antes de producirse éste, el general Sanjurjo aceptó ser el presidente de un Gobierno provisional en una hipotética Monarquía encabezada por dicho Alfonso Carlos. Al fallecer, también sin sucesión, el 29 deseptiembre de 1936  tras ser atropellado por un camión militar, y dejó tras sí un difícil pleito dinástico, pues no existía ningún descendiente del infante Carlos María Isidro por línea de varón, lo cual motivó la escisión de sus seguidores: un grupo de éstos reconoció como rey a Juan de Borbón Battenberg, hijo de Alfonso XIII, y otro, mayoritario, radicado principalmente en Navarra, propugnaba la «exaltación al trono» de Francisco Javier de Borbón-Parma -pariente lejano de la rama alfonsina-, a quien Alfonso Carlos había nombrado regente con el encargo de que proveyera a la elección de sucesor.

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