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martes, 15 de julio de 2014

Alcalá de Henares, prisión de (tentativa de asalto)

Incidente ocurrido el 8 de diciembre de 1936, cuando un nutrido grupo de extremistas partidarios de la República, tras haber asaltado el día antes la cárcel de Guadalajara y asesinado a 282  presos políticos que se encontraban allí recluidos, intentó hacer lo mismo en la prisión de Alcalá de Henares, que pudo evitarse gracias a la intervención del anarquista Melchor Rodriguez.

Melchor Rodríguez había sido nombrado director general de Prisiones, pero renunció días después, cuando constató que los comunistas seguían fusilando presos. El 4 de diciembre fue nombrado de nuevo para el mismo cargo, esta vez con plenos poderes, desde entonces se terminaron las irregularidades. 

Los presos de la cárcel de Alcalá procedía de la Modelo que, por su proximidad al frente de batalla, tuvo que ser evacuada el día 16 de noviembre para instalar en ella una enfermería con quirófano en el que se atendía a los heridos más graves en la cercana Ciudad Universitaria. Todos los presos fueron trasladados hasta la cárcel de Ventas y de San Antón y unos 200 a la de Alcalá, siendo los únicos que en esos días llegaron a su destino. Muchos de ellos tenía que declarar ante la Justicia, lo que posiblemente les salvó la vida.

El 6 de diciembre, Alcalá de Henares había sido bombardeada y una muchedumbre clamaba venganza y su objetivo era la cárcel local. El 8 de diciembre Melcho Rodríguez se encaró a una turba y a 200 milicianos armados impidiendo el asalto de la cárcel diciéndoles que si consiguieran entrar en la prisión y llevar a cabo su propósito, autorizaría a que los presos fuesen convenientemente armados para que pudieran defenderse. Un tal comandante Coca, que estaba al mando de las milicias de el Campesino, se llevó a sus hombres, y los demás se dispersaron. Sospechando que Coca se proponía regresar, Rodríguez se presentó en su cuartel para exigrile, en una violenta confrontación, que garantizara a seguridad de los presos. De este modo evitó el asesinato de los 1532 detenidos y se ganó en apodo de "ángel rojo". 

Cabe señalar que entre los presos se encontraba el famoso líder falangista Raimundo Fernández Cuesta: el fundador de la Guardia de Asalto, el coronel Agustín Muñoz Grandes, el secretario de la CEDA, Javier Martín Artajo, y el popular locutor de raido Bobby Deglané.

Sin embargo, a sus regreso a Madrid, Melchor Rodríguez fue llamado a comparecer ante el Comité de Defensa de la CNT-FAI y recibió duras críticas de su secretario Eduardo Val. Su actuación le creó enemistades en el Partido Comunista, y así al cesar Santiago Carrillo como consejero de orden público el 24 de diciembre su sustituto, José Cazorla Maure, acabó por conseguir el cese del anarquista el 2 de marzo de 1937.

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