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jueves, 8 de agosto de 2013

Parte de Guerra Republicano (8 de agosto 1936)

Avance sobre Madrid.—Campaña de Guipúzcoa.
—Invasión de Aragón.—Socorro a Oviedo.— Operaciones en Andalucía.

NOTICIAS RADIADAS DEL MINISTRO DE LA GUERRA 

A las nueve de la mañana

La noche ha transcurrido en Madrid en una absoluta calma. Las órdenes dadas por este Ministerio, de defensa y seguridad del vecindario han sido cumplimentadas con la mayor fidelidad en todas partes.

Las noticias recibidas durante la noche de todos los frentes donde se combate, así como también de la escuadra, acusan impresiones favorables para la causa de la República.

El comandante del «Alsedo» comunica a las emisoras y prensa de Madrid que la dotación de aquél buque se encuentra sin novedad, con un ferviente espíritu republicano para defender las libertades públicas. ¡Viva la República y su Frente Popular!

El capitán Bayo, jefe de la columna de desembarco en Baleares, comunica que a las diez horas ha ocupado la isla de Formentera, con fuerzas combinadas de Marina, Guardia Civil, milicias y Carabineros. Ha destituido el Ayuntamiento fascista y hechos prisioneros un teniente de Infantería y 23 soldados, un cabo y nueve guardias civiles y fuerzas de carabineros. Desde la isla se comninó al comandante militar de Ibiza para que se rindiese, y como contestase en forma ambigüa, volvió a dirigirle el siguiente cable: «Conteste a mi telegrama anterior inmediatamente. No ande con evasivas pues está sobre el tapete su cabeza. Se entrega usted al Gobierno legítimamente constituido ¿sí o no? Responda ahora mismo.» Al no obtener inmediata contestación, comenzó a bombardear la isla, y comunica que confía en el inmediato triunfo y amor al régimen. Termina diciendo: la columna, con un elevado espíritu republicano, grita: ¡Viva la República!

En Miajadas, provincia de Cáceres, se ha librado un combate entre las milicias y un núcleo rebelde superior a 500 facciosos. La lucha terminó con la victoria de las fuerzas leales, que causaron al enemigo gran número de bajas y recogieron gran cantidad de armamento de todas clases.

En el encuentro sostenido en Sigüenza por las fuerzas que manda el capitán Martínez de Aragón con una columna rebelde, y que terminó con la victoria de las fuerzas leales, según comunicamos ayer, éstas causaron al enemigo más de 40 muertos y se apoderaron de cuatro cañones, tres morteros, varios camiones y automóviles y numerosas ametralladoras y fusiles, así como gran cantidad de municiones. Entre los muertos figura el jefe de la columna facciosa.

Según comunica el gobernador civil de Málaga, y el comandante de dicha escuadra, en las primeras horas de la mañana los barcos leales bombardearon simultáneamente Cádiz, Ceuta, Larache y Tarifa, además, desde las seis a las siete, con avión y artillería ligera, fue bombardeada la desembocadura del río Guadiaro. Los destrozos causados por la acción de los barcos fueron considerables.

Sin embargo, esta operación tenía por objeto tan sólo de distraer la atención del enemigo. El objeto era Algeciras. Sobre esta plaza concentraron el fuego de sus cañones el «Jaime I» y el «Cervantes», se reanudó el ataque a Algeciras desde dentro de la bahía. El fuego duró sin interrupción más de hora y media. La batería de costa, que en un principio intentaron responder a la acción de nuestros buques, fueron prontamente apagadas por los certeros disparos de la flota republicana.

A las 16,30. Después de haber visto al cañonero «Dato» incendiado desde por la mañana y con continuas explosiones en su interior, que los barcos mercantes habían sido todos alcanzados y que todo lo que alcanzaba la vista de las edificaciones de Algeciras desde el mar estaba envuelto en humo del incendio, se dieron órdenes de parar el bombardeo, regresando la flota a sus bases y dejando sólo la normal vigilancia del Estrecho.

El jefe de la flota ha manifestado su intensa satisfacción, porque tanto el jefe de la flotilla de submarinos como los comandantes y dotación de todos los buques ejecutaron matemáticamente sus órdenes, logrando todos los objetivos señalados.

A las once de la noche

Esta mañana, después de un intenso bombardeo por parte de una escuadrilla enemiga compuesta por siete aparatos, se inició en uno de los lugares más escarpados de la Sierra, en las proximidades de Navafría, un rudo ataque contra las fuerzas republicanas. En algunos instantes la lucha revistió caracteres terribles, llegando al cuerpo a cuerpo. Duró el combate hasta las cuatro de la tarde, en que el enemigo, integrado por seis columnas del rebelde Escamez y milicias fascitas, fue rechazado definitivamente, abandonando en el terreno de la lucha 46 fusiles, varias ametralladoras, abundantes municiones y un estandarte de los llamados Tercios de Navarra. Sus militantes llevaban todos sendos escapularios en el pecho y estampas en las boinas. El enemigo abandonó asimismo más de 200 muertos, que al anochecer se encontraban recogiendo aún nuestras valientes fuerzas para darles sepultura. También se les hizo gran número de prisioneros, que fueron enviados a retaguardia para ser debidamente interrogados. Por nuestra parte hemos tenido cuatro muertos y once heridos, entre ellos un teniente y un capitán recientemente ascendidos.

Se ha podido observar que los aparatos enemigos que tomaron parte en el combate son «Capronis» y los de caza «Newport». .

La noticia de este triunfo de nuestras armas se ha propagado por toda la Sierra, produciendo en todas las fuerzas que con tanto heroísmo vienen defendiendo la causa de la República, el mayor entusiasmo.

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