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lunes, 4 de febrero de 2013

Enrö Gerö (1898-1980)

Militante comunista desde su juventud, en 1937 es enviado por Moscú a España para encargarse de la policía estalinista en Cataluña e informar a los dirigentes soviéticos sobre la situación del país


Asesor soviético de origen húngaro, acaba convirtiéndose en el enviado de Stalin en Cataluña y, como tal, bien podría ser definido como el hombre de las mil caras. Pocos son los que conocieron su verdadero nombre, Ernst Moritsovich Gere. Perfectamente camuflado bajo los seudónimos de Ernst Singer, Gere, Fierre o Ernö Gerö, en España se mueve bajo el nombre falso de Pedro Rodríguez Sanz.

Según la descripción de Caries Gerhard, comisario de la Generalitat en Montserrat, Gerö es un "hombre alto, de buena presencia, con rasgos eslavos, labios gruesos, facciones angulares, ojos sesgados y algo sanguinolentos, con una pose reservada y sobria, que hablaba poco y en un castellano correcto, pero no demasiado fluido".

Nacido en 1898 en Terbeguets, una pequeña localidad húngara incorporada años después a Checoslovaquia, y perteneciente a una familia de clase media, cursa dos años en la Facultad de Medicina de la Universidad de Budapest, donde ocupa un cargo de dirigente en la organización de la Juventudes Comunistas.

Después de una agitadísima actividad política a favor de la causa comunista en varios países europeos -es secretario de la Unión de Juventudes Comunistas de Checoslovaquia, secretario en la Oficina de Relaciones Extranjeras de la Unión de Juventudes Comunistas de Austria y militante de los partidos comunistas de Hungría, Francia y de la Unión Soviética-, desembarca en España, donde ejerce una sofisticada labor de espionaje durante la primera mitad de la Guerra Civil.

Su primer contacto con España tiene lugar en 1934, cuando comienza a trabajar asiduamente en el país como enviado de la Internacional Comunista (IC), según explica el historiador Agustín Guillamón. Durante los años siguientes continúa su labor en España: en agosto de 1936 permanece 10 días en el país para informar a los altos cargos moscovitas sobre la situación en que se encuentra "la cuestión española". En octubre del mismo año es enviado a Cataluña para informar sobre la entrada del líder del POUM, Andreu Nin, en el Consejo de la Generalitat.

A partir de 1937 es destinado exclusivamente a España, donde ejerce de consejero del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) y delegado de la Internacional Comunista o Komintern en el partido. Ambos cargos los compagina además con el de responsable de la NKVD (policía política estalinista) en Cataluña, a las órdenes del coronel Alexander Orlov, dirigente de la institución a nivel nacional.

Gerö tiene su despacho en el último piso de la emblemática Casa Milá (La Pedrera), donde vive Joan Comorera, secretario general del PSUC, y donde se se ha instalado una de las muchas checas que proliferan por toda Barcelona. Según varios testimonios, trabaja sin descanso -hasta 14 y 16 horas diarias- y siempre que puede lee la prensa extranjera.

Desde su puesto de consejero de la IC en el PSUC, según Guillamón, "dirigía el partido, señalaba la línea estratégica y política a seguir y preparaba con Comorera las intervenciones de éste". Esta posición le convierte en un elemento clave en la persecución llevada a cabo contra las bases anarquistas y el POUM durante los conocidos sucesos de mayo de la capital catalana.

Su puesto privilegiado en Barcelona le sirve para informar a Moscú a a través de varias cartas en las que analiza la evolución de la situación española. En la tercera de estas misivas, fechada el 22 de mayo de 1937, defiende la tesis de dar prioridad absoluta a ganar la Guerra frente a las intenciones anarquistas de hacer la revolución. A pesar de ello, hace una clara distinción dentro del movimiento anarquista entre "los elementos más irresponsables de la CNT, la FAI y las Juventudes Libertarias" -a los que acusa de haber "preparado el putsch de mayo"- y la burocracia de los comités superiores de las mismas, que no se muestran partidarios del golpe. Gérö identifica a esos "elementos irresponsables" en los comités de defensa, y en concreto en el Comité de Defensa del Centro y en la agrupación radical de los Amigos de Durruti.

Lo que Geró plantea es una política selectiva frente al movimiento anarquista a base de una implacable represión del sector critico (Amigos de Durruti, Juventudes Libertarias y algunos grupos revolucionarios) a la vez que se procede a la integración en el aparato de Estado a la burocracia dirigente. Esta carta concluye con el firme propósito de fortalecer el nuevo Gobierno de Negrín y conseguir la participación directa del PSUC en el Gobierno de la Generalitat, objetivo que se conseguirá el 29 de junio del 37. Para entonces, la CNT ya ha perdido su hegemonía a favor del PSUC y en Cataluña empiezan a crearse Tribunales de Espionaje y Alta Traición para perseguirá los revolucionarios de la CNT y el POUM.

El 30 de agosto de ese mismo año, Gerö envía su cuarto informe a los servicios de Inteligencia soviéticos. En él, analiza la política económica y la situación de los frentes militares, haciendo gala de sus conocimientos económicos y de táctica militar, a la vez que vuelve a insistir en la necesidad de un gobierno fuerte de unidad "antifascista", capaz de ganar la Guerra, en el que considera imprescindible la participación de los anarquistas.

Según las investigaciones de Agustín Guillamón, Gérö participa personalmente en el asesinato de Nin, orquestado por el general Orlov dentro de la conocida como operación Nicolaí. «Orlov, Juzik, Pedro (Gérö), Víctor y tres agentes españoles sacaron a pasear a Nin en automóvil. A mitad de la carretera de Alcalá de Henares a Perales de Tajuña (...) lo asesinaron y enterraron, según consta en una nota del propio Orlov, dirigida a Moscú con fecha del 24 de julio de 1937, conservada en los archivos del KGB".

El papel desempeñado por Gerö en la contienda española responde al poder de control que las altas jerarquías soviéticas ejercen en España, articulado en una pirámide de mando (más allá de los militares) y que también incluye como primera autoridad al búlgaro Stoyán Mínev (alias Stepánov) y al coronel Orlov, máximo responsable de la NKVD.

Ern Gerö abandona España a través de Estocolmo y llega a Moscú el 14 de septiembre de 1938. En la Unión Soviética goza de gran consideración, y en 1956 alcanza la dirección del Partido Comunista húngaro. En octubre del mismo año, ordena disparar sobre la multitud, decisión que desencadena una insurrección contra el régimen estalinista, aplastada con ayuda de tanques rusos. Poco después huye a la URSS, y no regresa a Hungría hasta 1961, donde es expulsado del partido, y donde permanece hasta su fallecimiento en 1980.

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