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domingo, 9 de diciembre de 2012

Andreu Nin (1892-1937)

Los sucesos de mayo en Barcelona y las constantes críticas del POUM a la intervención soviética en España cuestan la vida a su líder, que tras su misteriosa desaparición es acusado de ser un «agente del fascismo

Andreu Nin nace en 1892 en la aldea de El Vendrell (Tarragona). Como muchos otros marxistas, se cría en el seno de una familia modesta. Su padre, un humilde carpintero, y su madre, una campesina de la región vinícola del Baix Penedés, nunca tuvieron vínculos con la política, aunque sí le dieron a su hijo una sólida educación basada en el respeto al trabajo y la solidaridad.

Tras concluir el magisterio elemental en el Instituto de Tarragona, en 1909 Nin se independiza y, con apenas 17 años, se traslada a Barcelona para continuar sus estudios de Magisterio en la Escuela Normal. En esta época, la ciudad vive un momento de plena ebullición sindicalista, y la llegada del joven Nin, poco después de la Semana Trágica, coincide con el auge de los movimientos obreros. La política no tarda en tentarle y acaba afiliándose a la Unió Federal Nacionalista Republicana (UFNR), la única agrupación que integra en un mismo programa nacionalismo y republicanismo.

En 1911 recibe su título de maestro, y durante tres años trabaja como profesor particular en la Escuela Horaciana de Barcelona y en el Ateneo Obrero de la Barceloneta. En 1914 cambia la docencia por el periodismo. Colabora en diversas publicaciones, entre ellas el Poblé Catalá, un diario nacionalista de izquierdas, y revistas como La Barricada y El Cor del Poblé. Se convierte en secretario de las juventudes Socialistas y participa en varias revueltas estudiantiles. En este periodo sufre varios arrestos, uno de ellos por hacer apología de la Cataluña revolucionaria, pero en todas las ocasiones es absuelto.

Ideológicamente, Nin forma parte, junto a Companys, Layret y Gabriel Alomar, del ala más radical y genuinamente obrerista de la UFNR. En esos dos años y medio de actividad política, se ha convertido en uno de los más jóvenes propagadores del republicanismo nacionalista. Antes de la desaparición definitiva de la UFNR -debido a un acuerdo con los lerrouxistas antes de las elecciones de diputados, en marzo de 1914-, Nin abandona esa corriente para afiliarse a la Agrupación Socialista de Barcelona.

Entre 1915 y 1916 colabora con semanario Justicia Social, el más izquierdista de los periódicos publicados por el Partido Socialista. Finalmente, a comienzos de 1916, y tras una etapa de dificultades económicas, es contratado por la empresa Tusell Hermanos, que le envía a El Cairo para organizar la exportación de artículos españoles. Nin permanece en la ciudad egipcia hasta febrero de 1917, cuando la empresa le ordena regresar a España para emprender un viaje comercial por toda la Península. Son los días previos a la huelga general de aquel año, y ésta le sorprende a su paso por Valladolid, donde la Policía le detiene mientras toma un café con el socialista Oscar Pérez Solís.

Como en ocasiones anteriores, Nin sale en libertad a las veinticuatro horas. Sin embargo, en lugar de proseguir su viaje, abandona su trabajo y regresa a Barcelona, donde retoma sus actividades revolucionarias. En enero de 1920, durante una reunión clandestina de las centrales catalanas de la CNT, a la que Nin asiste en calidad de presidente del Sindicato de Profesiones Liberales, es detenido en una operación conjunta de la Guardia Civil y la Policía. Esta vez permanecerá seis meses en prisión, junto a otros 61 compañeros de partido.

En mayo de 1921, Andreu Nin es elegido para formar parte de una delegación de la CNT, con el objetivo de informar a la organización confederal de los pormenores de la Revolución soviética. Con ese fin se traslada a Moscú, donde asiste al Congreso constitutivo de la Revolución Sindical Roja, para viajar poco después a Berlín, donde trabajará en la oficina de los Sindicatos Rojos de la Europa Central hasta mediados de septiembre. Ese mes, la policía alemana le detiene en su domicilio, tras ser reconocido en una relación de fotografías de agentes traidores. El motivo de su detención es una demanda de extradición del Gobierno español, debido a su supuesta vinculación con el atentado que, un mes antes de su viaje a Moscú, había costado la vida al presidente del Gobierno, Eduardo Dato.

Nin permanece en prisión hasta el 6 de enero de 1922. Residente en Alemania con pasaporte falso, al salir de la cárcel es expulsado del país. Se embarca entonces a bordo de un buque con destino, de nuevo, a Rusia. Allí prosigue durante dos años con su actividad política, como delegado de la Internacional Sindical Roja en su Comité Ejecutivo y miembro del Soviet de Moscú. Durante este periodo conocerá a la mujer de su vida, Olga Tareeva, una ex bailarina rusa con la que contraerá matrimonio civil, primero en Moscú y, ocho años después, en España, donde no se reconocía la legitimidad del código civil soviético. La pareja tiene cinco hijos, de los que sobrevivirán dos niñas.

Por entonces, Nin ya había adoptado la ideología marxista. Su bagaje intelectual es notable y, además de hablar y escribir perfectamente el ruso, traduce al español a los más destacados autores rusos del siglo XIX, como Pushkin, Dostoievski o Chejov.

A finales de 1923 se traslada a Italia como delegado de la Internacional, de nuevo con pasaporte falso. En marzo de 1924 regresa a Rusia, y en diciembre es enviado a París con una misión especial de organización. Sin embargo, la Policía francesa le detiene poco después de su llegada y, al descubrir su pasaporte falso, es condenado a un mes de prisión por el Tribunal de la Policía Correccional. Tras cumplir su pena, es expulsado de Francia.

En enero de 1926 vuelve a la URSS y se acerca a la Oposición, un grupo de viejos bolcheviques que respaldan las posiciones políticas de Trotski, plasmadas en el documento Plataforma de la Oposición. El 19 de enero de 1928, Stalin comienza a eliminar a sus oponentes y muchos de ellos son calumniados, destituidos de sus puestos e incluso, en el caso del propio Trotski, deportados a Siberia. Nin es expulsado del Partido Comunista, aunque permanecerá en el país hasta 1930.

En septiembre de ese año, regresa a España, donde la situación política ya anuncia cambios. La monarquía de Alfonso XIII se tambalea, incapaz de afrontar la creciente demanda de cambio social. Después de nueve años en Rusia, Nin vuelve a tomar contacto con la realidad política española y empieza a trabajar desde cero como militante y líder de la Oposición Comunista de Izquierda. Esta agrupación sigue órdenes directas de Trotski, con quien Nin sigue manteniendo una fuerte vinculación personal, pero aún así, carece de fuerza en Cataluña. La Izquierda Comunista que él lidera, junto al Bloque Obrero y Campesino (BOC) de Joaquín Maurín, había plantado cara de forma aislada a la política de Stalin. El surgimiento de Alianza Obrera, en enero de 1934, propicia un nuevo salto en la carrera política de Nin.

Se forma un frente común integrado por la UGT, la Unió Socialista de Catalunya, el Partido Socialista Obrero Español, los Sindicatos de Oposición de la CNT, la Federación de Sindicatos excluidos de la CNT, y la Unió de Rabassaires, además de la Izquierda Comunista y el BOC. La Alianza Obrera organiza grandes manifestaciones y, en marzo, convoca en Cataluña una huelga general contra el fascismo. El movimiento fracasa a causa de la oposición de la Generalitat y la retirada de la CNT y la Unió de Rabassaires. Pese a estas dificultades, la Alianza Obrera sirve para unir a Maurín y Andreu Nin en la voluntad de crear un gran partido revolucionario.

Por estas fechas, Nin rompe su relación con Trotski, cuya agrupación atraviesa una grave crisis. En 1934, el político ruso comienza a impulsar el ingreso de los marxistas en los partidos socialistas para desempeñar así un papel más activo en las masas trabajadoras. El giro de Trotski provoca el rechazo categórico de Nin, lo que influirá en la creación, en septiembre de 1935, del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), basado en ideales genuinamente revolucionarios y, como tal, dispuesto a tomar el poder mediante la lucha armada. Nin forma parte del Comité Ejecutivo del nuevo partido y, en colaboración con Pere Bonet, se encarga de la organización de la política sindical, además de la dirección de la revista La Nueva Era, órgano teórico del partido.

En febrero de 1936 se celebran elecciones generales. Ante la convocatoria, en el seno del POUM surge la disyuntiva sobre la conveniencia de acudir a la misma inscritos en el Frente Popular. Nin y Maurín reflexionan sobre si el POUM debe apoyar a la burguesía radical, y finalmente aceptan, con la intención de insistir, durante la campaña electoral, en que su apoyo sólo es un medio para difundir la propaganda revolucionaria entre las clases trabajadoras. La decisión de sumarse al Frente Popular provoca la ira de Trotski, que acusa públicamente de traidores a Nin y sus seguidores.

Tras el alzamiento de julio de 1936 y su fracaso en Barcelona, la CNT y la FAI se hacen con el poder en Cataluña, a través de la creación del Comité de Milicias Antifascistas. En ausencia de Joaquín Maurín, encarcelado en el bando nacional, Nin se convierte en el líder del Comité Ejecutivo del POUM. Pese a su esfuerzo desmedido por ganarse la confianza de sus correligionarios, muchos militantes del POUM, en especial los procedentes del Bloque Obrero y Campesino, le considerarán poco menos que un intruso.

En sus mítines, Nin defiende la dictadura del proletariado y critica implacablemente al Gobierno del Frente Popular y los procedimientos criminales de Stalin. Del 19 al 24 de agosto, Stalin ordena la ejecución de los viejos bolcheviques Zinoviev, Kamenev y otros 14 camaradas. El Comité Central del POUM reacciona de manera fulminante ante la masacre, que califica de "crimen monstruoso" a través de su órgano de expresión, La Batalla. La declaración provoca una furiosa reacción del Kremlin, y Nin no tarda en recibir la visita de un enviado de Stalin, el disidente alemán Heinrich Brandler, que trata de convencerle en vano para que cesen las críticas del POUM al dictador.

En septiembre se forma el nuevo Gobierno de la Generalitat, con la presencia de Nin como consejero de Justicia. Pese a no ser jurista, llevará a cabo una profunda reforma judicial. Paraliza todas las condenas a muerte para proceder a su revisión, y el 13 de octubre crea mediante decreto los Tribunales Populares para reprimir con más eficacia el fascismo. También establece la mayoría de edad para hombres y mujeres en los 18 años y, en un decreto el 5 de diciembre, simplifica los procedimientos de adopción de niños para hacer frente al creciente número de huérfanos provocado por la guerra.

El 7 de diciembre, Nin solicita a la Generalitat que se conceda asilo político a Trotski en Cataluña. Su postura es interpretada como un acto de provocación hacia los comunistas que, aliados con el PSUC, inician una campaña contra el POUM. Este hecho tiene que ver con la destitución de Nin como consejero el 13 de diciembre. Otra de las razones es la influencia que la URSS ejerce sobre el PCE y sobre el Gobierno español, basada fundamentalmente en su apoyo militar y económico al Ejército republicano.

El creciente protagonismo de los elementos soviéticos destacados en España en las decisiones de la República desata fuertes críticas por parte del POUM, provocando la expulsión de todos sus miembros de los órganos de poder. Desde Moscú se reclama la disolución del partido. La destitución de Nin no es sino el prólogo de una persecución mayor contra él y sus seguidores. En febrero de 1937, las autoridades de Madrid se incautan de Radio POUM y suspenden varias de sus publicaciones. Pero la medida sólo contribuye a radicalizar su postura. Tras los sangrientos enfrentamientos de mayo en Barcelona, en los que el PCE y el POUM se enfrentan con las armas, los agentes de Stalin llevan a cabo su golpe final contra el partido.

A la una de la tarde del 16 de junio de 1937, Nin es detenido en la sede del POUM y llevado a la Jefatura Superior de Policía. El día anterior habían llegado a Barcelona los agentes que tras su arresto le trasladarán a Madrid, vía Valencia, para ser interrogado, acompañados de un agente de Stalin llamado José o Yuzik. Según la cronología probable de los acontecimientos, el día 17 Nin es trasladado de la checa de Atocha en Madrid a Alcalá de Henares. Allí permanece retenido hasta el día 22, cuando un grupo de gentes armadas uniformadas secuestra a Nin bajo amenazas, a pesar de estar vigilado por tres agentes de la Brigada Especial de la Dirección General de Seguridad. En el forcejeo entre los policías y los secuestradores, cae al suelo una cartera con documentación a nombre de un alemán, junto con insignias nazis y billetes españoles del lado franquista.

Nunca nadie sabrá más de Nin. Tras su desaparición, el POUM es declarado fuera de la ley, mientras sus correligionarios inundan los muros de escritos reivindicativos. Sus pintadas inquiriendo "¿Dónde está Nin?" son groseramente contestadas con otras que dicen "En Burgos o en Berlín". Y es que el secuestro y asesinato de Nin se corresponde con el interés de Stalin en manchar la imagen del POUM, fomentando la especie de que trabajaba para Franco y para el fascismo internacional. El cadáver de Nin jamás aparecerá. Confidencias posteriores inducen a pensar que, a pesar de las torturas que le causaron la muerte, Nin jamás admitió ser un agente infiltrado al servicio del fascismo. 

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